A mis mandantes

A pocos horas de dejar de ser Asambleísta y con ello, que quede atrás mi paso por el legislativo, quisiera decir gracias, miles de gracias a mis mandantes, a los que votaron por mi o por mi movimiento o por RC y así me dieron la oportunidad de representarlos, espero haberlo hecho a la altura.

Fueron años de trabajo constante y de mucho aprendizaje, de caídas, de remezones, de entender que por más formada intelectualmente que te creas, tu voto es exactamente igual al del otro, que la manipulación es la herramienta preferida de algunos legisladores; unos llegan solo con el afán de figuretear o de enriquecerse, otros piensan que por gritar y ofender son los más aguerridos. Parecería que la época de los oradores estrellas acabaron. También comprendí que ciertos medios de comunicación no te perdonan un solo error; que haces amigos y que otros nunca lo fueron; que el legislativo es la mejor escuela para comprender el verdadero quehacer de la política ecuatoriana.

Entendí que lo más importante para mí era seguir mis conocimientos legales que el que dirán de algunos medios o de la critica de los opositores, aún cuando era políticamente incorrecto.

Sin duda extrañaré ese hermoso mural de Guayasamín que siempre me intimidó por su contenido tan cierto y tan profundo, una verdadera obra de arte, que disfruté verla cada martes y jueves de cada semana por 8 largos años.

Para no cansarlos mucho, quiero dar gracias a mis compañeros de bancada, los de período anterior y del que está por culminar, por su paciencia, por mi intensidad y carácter vehemente.

Gracias a todos los que creyeron en mí y en mi vocación de servicio, si fallé o me equivoqué más de una vez les pido disculpas de todo corazón, porque me hicieron aprender que los políticos no son solo pose e ideologías, somos personas de carne y hueso.

Gracias a mi equipo, a todos los que me acompañaron en estos largos y bien vividos 8 años, comunicadores, abogados, asistentes, asesores, seguridad, pero en especial aquellos que me hicieron derribar mis dogmas, mis miedos, aquellos que más de una vez me corrigieron y me dijeron que estaba equivocada, a los que me hicieron leer más y ser mejor profesional, así como persona.

Esta etapa culmina y con ella mi voz desde una curul. Sin embargo, estaré con ustedes desde otro espacio luchando hombro a hombro. Gracias de nuevo, me quedo con la satisfacción de haber servido a mi Patria.

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